Hoy os acerco a un sitio cerca de casa: esta vez, nada de aviones, ni trenes, ni siquiera autobuses (porque no hay líneas directas, pero sí que hace falta el coche). Además, escribo en diferido: allá por febrero fui a Laxe de excursión con mis padres.
Laxe es un núcleo pequeño, en el noroeste de Galicia que, junto con otros municipios adyacentes, forma parte de la famosa Costa da Morte. Lo primero que se ve al llegar es una magnífica vista de su playa. A continuación, casi sin tener tiempo de recuperar el aliento, te encuentras de frente al Océano Atlántico, sin costa de por medio entre tus pies y América. Es increíble. Tiene un faro chulísimo, desde donde parece que estás en el fin del mundo -esto es en parte cierto; aunque no es Finisterre, está muy cerca.
Aquí os dejo unas imágenes para que juzguéis vosotros mismos si exagero:
El centro de Laxe tampoco tiene desperdicio. Uno de sus edificios más emblemáticos es la Casa do Arco, construida en el s. XV por la Condesa de Altamira, D.ª Urraca de Moscoso, y su segundo marido, D. Pedro de Osorio. Tiene un arco ojival por el que se accede a lo que pudo ser el recinto interior de la Villa de Laxe, aunque hoy en día es una comunicación con la calle que lleva a la plaza donde se encuentra el Ayuntamiento. Perteneció a los Altamira hasta que, en el s. XIX, fue vendida conjuntamente con el castillo de Vimianzo a D. Ramón Martelo Nuñez, vendiéndola después el hijo de este, el poeta D. Evaristo Martelo Pauman del Nero (Marqués de Almeiras). Hoy alberga un domicilio particular, un hotel y varios locales de hostelería.
Hasta el próximo post!
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