El semestre de verano por fin ha empezado. Después de unas vacaciones de casi dos meses Tübingen ya no parece una ciudad fantasma los fines de semana, las carpetas empiezan a abultarse con pilas de fotocopias y los autobuses por la mañana vuelven a ir llenos como latas de sardinas. Al igual que a nosotros, que nos cuesta levantarnos con el despertador de nuevo, parece que la primavera se retrasa. Cada semana tenemos un miércoles y jueves de verano, pero luego vuelven a caer las temperaturas y regresa la lluvia. Solo hay una costumbre que no hemos perdido: la de dejar los trabajos y los exámenes para el último momento. Por eso el pasado fin de semana, a pesar del mal tiempo, decidimos visitar Freiburg, una de las ciudades cerca de Tübingen que todavía seguía en nuestra lista de tareas pendientes.