El síndrome post-erasmus

Un año -un año y 12 días, para ser exactos- después de subirme a un avión con destino Alemania acompañada de dos grandes maletas, una mochila y una gran bolsa de viaje, cerrar el año de Erasmus con una entrada en el blog parece que roza el ridículo. Me senté ante la página en blanco con la intención de hacer un resumen que explicara que la poca cantidad de entradas, de fotos y de visitas a casa se debe a la gran cantidad de experiencias y buenos momentos que he pasado. Sin embargo, después de media hora no había escrito una sola palabra, y no solamente por la falta de práctica -que también. ¿Por dónde empezar? 377 días -muchos buenos y otros no tan buenos- no caben en una entrada de blog, por muchos caracteres que tenga a mi disposición. Empezar por el principio no funcionaba -aquel día más de un año atrás pertenece en mi biografía al lejanísimo capítulo de “antes de Alemania”- así que empecé por el final.