Cuando estuve en casa de Susan el primer fin de semana que pasé en Canada, sus hermanos pequeños preguntaron durante el desayuno que iban a hacer ese día. Empezaron a hablar de alternativas: ir de excursión, al cine, etc. Al final, decidieron ir al museo. A mí me pareció un poco raro, pero tampoco le di mucha importancia. Ahora sé que la mayoría de la gente aquí padece este mismo síndrome, que yo llamo el "efecto Phineas & Ferb". Es inconcebible pasar el sábado o el domingo por la tarde en casa; hay que buscar algo que hacer, como sea. Aquí tenéis un vídeo para amenizar la entrada y, de paso, conocer a estos dos personajes, si es que no os suenan:
Así que, para despedirme de la ciudad, hice una de las pocas cosas que aún no había probado pero que también es muy típico aquí: alquilé una bicicleta. En Montreal hay carril bici en muchas calles. Además, es una ciudad muy plana, así que se usa mucho la bici. Hay quien tiene la suya propia, pero mucha gente también las utiliza de alquiler. Existe un servicio, llamado bixi, que te permite empezar en un sitio y terminar en otro distinto. Funciona como un autoservicio: llegas, metes la tarjeta de crédito, retiras tu bici y luego la vuelves a colocar en la "estación" que quieras. La primera media hora es gratis, pero luego, a medida que se van sumando las medias horas, el precio va subiendo. Por eso, este servicio está muy bien para cortas distancias. Sin embargo, si tenemos pensado dar una vuelta más larga, existen numerosas tiendas donde se pueden alquilar bicicletas por media jornada, una jornada, 24 h, 72 h, etc. Existen muchas y los precios son prácticamente iguales, así que, a la hora de elegir, lo mejor es guiarse por la ubicación, para que sea lo más cómodo posible recogerla y entregarla más tarde.
Yo hoy cogí el metro, fui hasta el mercado Atwater que, sorprendentemente, creo que es bastante parecido al de Santiago, y alquilé allí mismo una bicicleta. Dándole a los pedales en mi mega-chachi aparato de paseo, con lucecitas para señalar mi posición y el manillar alto para poder ir sentada y no tener que inclinarme, recorrí el parque que discurre paralelo al canal Lachine. Esta zona fue, originalmente, la piedra angular del comercio de pieles de la ciudad y, más tarde, aquí se asentó la zona industrial de la ciudad. Como tal, no es que sea el lugar más turístico ni más bonito de Montreal, pero el paseo es agradable. Si se continúa hasta el final del circuito se dejan atrás las naves y aparece una zona residencial de casas bajas, aceras anchas y jardines cuidados delante de la puerta. Parece un buen sitio para vivir.
Había mucha gente que iba allí de paseo, ya sea caminando, en bici o patinando. Otros meditaban en la hierba, jugaban con sus perros, alquilaban canoas... Incluso vi una fiesta en un barco y una hamaca entre dos árboles que, si llego a saber que existía unos días antes, hubiera visitado más de una vez para una buena siesta.
En total, según la guía son 14 km. Al terminar no me sentí como su hubiera recorrido 28 km, así que, o bien hice algo mal, o bien la caminata de ayer por el Mont Royal me puso milagrosamente en forma, o bien los 14 km incluyen la ida y la vuelta.
JEJEJEJEJEJEJE!!!! Genial. Foto, queremos foto del mega-chachi aparato de paseo.....
ResponderEliminarYa veo que te estas poniendo en forma con la bici, "luego no quejjaarrr"
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