Hoy he ido al laboratorio por primera vez. Pretendía ir caminando, pero me
perdí y terminé dándome un agradable paseo de 3 horillas por Montreal. En algún
punto giré a la izquierda en lugar de girar a la derecha, algo que,
desgraciadamente, me pasa bastante a menudo. Siempre pienso que algún día,
cuando sea una cirujana afamada y esté en la cumbre de mi carrera, iré a quitar
el corazón y abriré el lado derecho. A veces tengo momentos de lucidez en los que estoy convencida de
que la derecha es la izquierda, y viceversa. Para amenizaros la lectura, tenéis arriba la canción que me amenizó a mí el paseo.
La gente en el laboratorio es muy simpática, enseguida me explican lo que
hacen y por que, pero mejor no digo lo que se hace allí con los ratones para no
herir susceptibilidades porque, como me dicen en casa, a veces se hacen algunas
“guarradas”.
Al salir crucé a un centro comercial que hay enfrente del laboratorio y me
hice, por fin, con el adaptador de la corriente. A esas alturas estaba de los nervios, porque se me
había quedado todo (portátil, iPad...) sin batería, y me quedaba un 20% en el móvil. Cuando me
sentí segura, con mi adaptador, pude gastar el resto de la batería en llamar a
casa.
A continuación, seguí con el “proceso de adaptación”: me compré una tarjeta
para el metro. El transporte aquí, en mi opinión, es un poco caro. Cada viaje
en metro o bus cuesta 3 C$. Por
eso, lo mejor es comprar bonos. Un tarde entera cuesta 4S, un día entero 8 C$ y 3
días cuestan 16 C$. Existen tarjetas de transporte, llamadas titres de transport,
que se pueden cargar con 10 viajes, 20 viajes –por 48 C$- o viajes ilimitados
durante un mes entero por 75 C$. Esta tarjeta, al igual que los bonos de 1 y
3 días, sirve también para el autobús que va al aeropuerto, que normalmente cuesta 8 C$. Para ir de excursión a otras ciudades hay
que coger el bus –yo estoy más acostumbrada a coger el tren, pero no hay- y
compensa coger el billete de idea y vuelta. Si alguien se quiere hacer una
idea, la ida y vuelta a Ottawa desde Montreal cuesta 60 C$.
Por la noche quedé con una chica francesa que también está en Montreal en
proyecto de investigación, en el mismo programa que el mío. Fuimos a ver el
festival de jazz que hay estos días en Montreal. Durante todo el verano hay
festivales y espectáculos en la ciudad. Siempre hay algo que hacer por la tarde
y, por otra parte, es agradable hacer
más cosas que ver museos y edificios con la cámara colgando, como un turista de
toda la vida –aunque, para qué engañarnos, soy una guiri en esta ciudad, con la cámara de fotos colgada del hombro
sacando fotos a todo lo que se me pone por delante y la cara roja por el sol y el calor.
En-el-mundo-hay-de-todo #6: un hombre con larga barba gris, túnica blanca y cayado –dejo en vuestras
manos imaginaros a quién me recordó- en un concierto de jazz.
En-el-mundo-hay-de-todo #7: en el recinto de los conciertos no se puede entrar con botellas, pero se
pueden comprar bebidas dentro. Estábamos escuchando una canción en plan disco,
cuando pasó por delante nuestra un chico que vendía cervezas. Llevaba, encima
de la cabeza, una gran cesta con vasos amontonados unos sobre otros. No sé como
hacía para no regar a todos a su paso.
No te perderías a propósito para seguir escuchando la canción??? Muy buena elección.
ResponderEliminarSlds.
Me hace mucha gracia comprobar q en el mundo hay chicas guapas y muy inteligentes como tu q tienen el mismo problema con la dcha. y la izad q yo, jeje.
ResponderEliminarMuchas felicidades me encanta tu blog