Un día normal y corriente

Hasta ahora todos los días os contaba alguna excursión que había hecho o algo nuevo que había visto, pero hoy, para romper la rutina, os voy a contar cómo es un día normal y corriente

Normalmente tengo que estar en el laboratorio a las 09:30 de la mañana. Como más o menos me lleva 30 min. llegar, suelo levantarme temprano, a las 07:00 o 07:30 -depende de la pereza que tenga encima- para desayunar con calma, darme na ducha y todas esas cosas anodinas que hace la gente normal por las mañanas. Yo aquí sigo desayunando zumo, yogur, galletas con café... Cosas normales, pero mis compañeros en la residencia toman desayunos más potentes. El problema es que son cosas tan raras que no sabría decir ni lo que son. Sus neveras están llenas de salsas en botes, y por la mañana cogen una caja de algo -no tengo ni la más remota idea de que puede ser- lo mezclan con salsa, lo ponen en el microondas, y el desayuno está servido. Después toca hacer la comida, y en eso sí que coincidimos un poco más: una fruta, un sandwich y una botella de agua. 

Yo voy desde la residencia hasta el laboratorio en autobús, aunque otros usan el metro y un gran porcentaje de gente, en comparación con Santiago, vienen en bicicleta. Montreal es una ciudad bastante plana, con carriles bici incluso en pleno centro, donde el tráfico está más loco. Hay mucha gente que coge la bicicleta por las mañanas; puedes ver a ejecutivos con traje y corbata, estudiantes que van a clase, etc.

En el laboratorio se trabaja desde las 09:30 sin prisa pero sin pausa. Todos llegan y saben lo que tienen que hacer, excepto yo, que como estoy medio de extranjis, medio provisional, normalmente no tengo nada que hacer al empezar el día y me van surgiendo las tareas a medida que pasa el tiempo. A las 12:00 - 12:30 la gente empieza a parar para comer. Yo saco mi sandwich, mi fruta y mi botella de agua. Ellos, que tienen más experiencia, traen toda clase de cosas que se pueden comer rápido: burritos, tortas, pan de pita, pizza, etc. Hay quien se trae un verdadero banquete y empieza a sacar tuppers y tuppers de comida. En el laboratorio hay un microondas, vajilla y cubiertos, así que si quieres también se puede comer en plan tradicional. A eso de la 1:30 se acaba la hora de la comida y todos volvemos al trabajo. 


Es curioso que, tanto durante la mañana como durante la tarde, se están preparando cafés y tés todo el santo día. Como en las películas americanas, tienen un gran termo -los hay especiales, que traen incorporado un filtro para el té y así ya no tienes que prepararlo de antemano- y se pasan todo el día bebiendo. Después, cuando salen de excursión -empecé a intuirlo hace tiempo, pero lo confirmé el día que fui a la Ronde- llevan siempre botellas de agua como las de los ciclistas. Son unos bebedores empedernidos. Durante la semana, por la mañana todos los que van en el bus o en el metro llevan su bolso de mano y, a mayores, una bolsa con la comida. Yo ya me he hecho experta en imaginar que llevan de comer por la forma de los bultos. 

Solemos terminar sobre las 16:30; de nuevo, cada uno termina lo que está haciendo y se marcha. Lo que ocurre entre las 16:30 y las 22:00 es un misterio para mí. Hay quien queda con sus amigos, quien se va a su casa a hacer cosas pendientes, quien va a practicar algún deporte, clases de música... Lo que sea y, si no hay nada que hacer, enseguida se busca algo. Para mí, es el momento de hacer turismo o bien ir al supermercado. Parece una tontería, pero no puedo hacer las dos cosas en la misma tarde. Ahora ya voy siendo más profesional en esto de hacer la compra, pero al principio me pasaba horas en el supermercado -en vez del Gadis, voy a IGA- intentando encontrar lo que buscaba. Además, normalmente salgo del laboratorio y, para cuando llego a casa, estoy hambrienta, porque son normalmente las 17:00 pasadas y no he comido nada desde mediodía. Así que me hago una cena y, cuando mi estómago se apacigua, me voy por ahí a bajar la comida. 

A eso de las 22:00 ya son horas de retirarse y volver a casa; en la ciudad se hace de noche, empiezan a encenderse las farolas, los restaurantes se van vaciando, hay menos tráfico... Andrea se va a cama y pone el despertador para el día siguiente. A soñar con batas blancas, cámaras de fotos y sandalias con calcetines!

4 comentarios:

  1. Socorro!!! no te habrás vuelto tu una guiri que andes con sandalias y calcetines??? Un beso muy grande

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    1. Jajaja no, existe una línea y no la cruzaré... Nunca me pondré calcetines con sandalias, pero eso no quita para que sueñe con ellos!

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  2. Our feeding is very light and complete but in Spain is very heavy. If you stay in Canada a little time you'll forget your Spanish meals. Bye.

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  3. Hola, "En-el-mundo-hay-de-todo #8": porfi, porfi, una entrada nueva, tenemos mono de lectura....

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