Algo grave ocurre últimamente. Es una sensación indescriptible y espeluznante, que pone la piel de gallina. Atraviesa la ropa, la piel y se cuela hasta los huesos, paralizando por completo. Las articulaciones se bloquean y se pierde la capacidad de razonar; los pensamientos son borrosos y fluyen lentamente, como si la mente estuviera nublada. Es imposible dejarla atrás, te acompaña desde el primer momento en que abres los ojos por la mañana hasta que por fin caes dormido por la noche, a donde quiera que vayas, como si fuera tu sombra. Está en boca de todos, no se habla de otra cosa; incluso escriben sobre ello en el periódico. Aquí la llaman saukalt o, lo que es lo mismo, un "frío que pela".
(Neckarbrücke de noche, es decir, cualquier hora a partir de las siete de la tarde en diciembre)
Aunque el final de mayo se echa encima y ya hemos tenido algunos días soleados -el mes pasado pudimos dejar el abrigo en casa un par de días-, seguimos con temperaturas de una cifra y cielos grises. Nos pasamos el día pegados a la ventana, esperando a que salga un nimio rayo de sol para renovar las energías. Lo más duro en Alemania es el tiempo. En diciembre ya es de noche a partir de media tarde. Las energías te abandonan y, a partir de las cinco de la tarde, solo piensas en el momento de meterte en cama y dormir. A partir de finales de febrero la situación mejora; los días crecen, la nieve empieza a derretirse y empiezan las vacaciones. Sin embargo, a finales de abril, cuando el cuerpo empieza a pedir un poco de calor y sol, ocurre todo lo contrario. Desde entonces nos despertamos cada mañana esperando una subida de las temperaturas como si fuera el día de Navidad, pero nos tenemos que conformar con un pedazo de carbón.
Como al mal tiempo buena cara, no hay mas remedio que echarle humor -"En Tübingen no usan smartphones porque los dedos están tan fríos que las pantallas táctiles no los detectan", "Cuando un alemán no habla no es porque le haya comido la lengua el gato, sino porque se le congeló", "Los guiris llevan calcetines con sandalias porque hasta en verano hace frío", ... Mi preferido es el de "En Tübingen hace tanto frío que el grajo vuela rozando el suelo". Tristemente, nadie lo entiende porque todavía no he conocido a nadie que haya oído alguna vez la célebre -en mi casa- expresión "cuando el grajo vuela bajo, hace un frío de c*r*jo"-aunque me río sola como si estuviera loca, a mí me hace gracia de todas formas y, cuando me amenacen con llevarme al psiquiátrico, alego que se me congelado la neurona; contra eso no pueden decirme nada.
Jajjajaj, c*r*j*!!!!!! Que entrada tan divertida!!!!!
ResponderEliminarPor estas latitudes también tenemos un tiempo de grajos......
Como el grajo ya no vuela bajo en Tübingen, ya no escribes entradas,,,,, te estamos esperando...........
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